08 May La primera mirada de amor es para MAMÁ
La maternidad es la base, el cimiento de nuestra relación con los otros. Lo aprendemos de la madre. Ser madre es mirar y enseñar a mirar.
La vida es un juego de espejos y miradas. Somos vistos y en función de lo que nos devuelve esa mirada, nos descubrimos y asumimos. Y solo a partir de cómo somos vistos, aprendemos a ver y a dar un lugar con nuestra mirada. Así jugamos todos a ser espejo y reflejo en esta inmensa y complejísima red humana de miradas. Por eso hay miradas que matan, caricaturizan, deshumanizan, alienan, quitan sentido y enferman; mientras que otras humanizan, dignifican, liberan, empoderan y acogen. Y siempre en la base de cada proceso humano hay una mirada.
El bebé ve desde que nace, pero en los primeros días no ve demasiado bien, por lo que se guía también por el oído y el olfato. Al nacer, la primera conexión es puramente instintiva, hasta tal punto que si se coloca al recién nacido sobre el vientre de su madre es capaz de reptar hasta su pecho guiado por el instinto.
No es casual que la mejor distancia para dirigirte al recién nacido está entre los 20 y los 30 cm. Es la distancia de enfoque perfecta del recién nacido y justamente es la distancia que hay entre el rostro de la madre o del padre al momento de alimentarle o de acunarlo en brazos, como si estuviese diseñado para estar en brazos el mayor tiempo posible, que es donde mejor está un recién nacido.
Pero llega un día, alrededor de los dos meses de vida, en el que se produce una conexión muy especial con el bebé. Un momento de chispazo que debería tener nombre y no lo tiene. El día en el que no sólo te ve, sino que te mira de otra forma, allí te puedes dar cuenta que tu bebé te reconoce.
Esa primera mirada de amor de tu bebé es uno de los momentos más bonitos que podemos vivir como padres, cuando tu hijo, de apenas unos meses te mira enamorado.
La psicología propone que una de las múltiples funciones de las madres es la de iniciar a los hijos en este arte o juego de mirar y ser mirado. Esto implica que la maternidad no pasa solo por las funciones biológicas del parto y la lactancia, sino que es el cimiento, la base, la matriz de nuestra capacidad de relacionarnos con los otros y con lo otro. Ser madre es mirar y enseñar a mirar, es cuidar con el ojo y encender los ojos.
¿Pero cómo inician las madres a los hijos en este arte de mirar y ser mirados? El bebé lactante observa las cosas del mundo que lo rodea y entre ellas se topa una y otra vez con los ojos y el rostro de su madre. ¿Qué es lo que ve él bebé cuando mira la cara de su madre? Se ve a él mismo. Dicho de otra manera: se siente mirado, percibe en los ojos y el rostro de su madre algo distinto a las cosas muertas; ve una sonrisa, un brillo en los ojos, un rubor; su madre se vuelve un paisaje donde el bebé observa las reacciones que genera su presencia.
Y esta primera forma de sentirse visto cuando fijó su mirada en el rostro de su madre determina lo que él bebé verá posteriormente cuando se investigue en el espejo. Y yendo más lejos, aquella mirada de la madre determinará aquello que encuentre en los otros y, por supuesto, su forma de mirar a los otros.
Es ese momento exacto en el que sientes que tu bebé ya te reconoce y aunque aún no sepa hablar, te dice a través de su mirada que está muerto de amor por ti y que tú mamá, lo eres todo en su pequeño mundo.
Desde OFTALMOLASER les queremos desear un FELIZ DÍA DE LAS MADRES, que la ilusión y el sentimiento de esa primera mirada de sus hijos perdure siempre en su recuerdo y alimente el amor por sus hijos.
Fuentes:
El Espectador /
Bebés y Más.
Sorry, the comment form is closed at this time.